Sen. Roberto Albores Gleason (06-11-12)

 

Itervención del Senador Roberto Albores Gleason, presidente de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, para fundamentar el dictamen por el que se otorga la Medalla de Honor en su edición 2012, en la sesión ordinaria del martes 6 de noviembre de 2012.
 
 
Con su permiso señor presidente.
 
Dictamen por el que se otorga la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” en su edición 2012.
 
Con motivo de dicha presea, que constituye sin lugar a dudas la máxima distinción que otorga el Estado Mexicano a los ciudadanos que se han distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria y de la humanidad, la Comisión Medalla Belisario Domínguez, que tengo el honor de presidir, durante la presente Legislatura, recibió diversas postulaciones de candidatos, por parte de universidades, organizaciones de la sociedad civil, organismos no gubernamentales y ciudadanos, para ser considerados a recibir tal presea en su edición 2012.
 
La Ley Orgánica del Congreso y en cumplimiento a la convocatoria emitida, es nuestra obligación someter al Pleno el presente dictamen a partir de los siguientes antecedentes:
 
I.    Con motivo del cuadragésimo aniversario de la muerte del Senador Belisario Domínguez, en el año de 1954 el Senado de la República asumió la honrosa misión de enaltecer su memoria y de rendir homenaje a sus elevadas virtudes cívicas; y, para ello, instituyó la presea que lleva su nombre, con la que desde entonces, cada año, reconoce y premia a mujeres y hombres mexicanos sobresalientes, que se hayan distinguido por su ciencia y su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la humanidad.
 
II.   Con el otorgamiento de la Medalla se manifiesta el consenso de los Senadores, trascendiendo posiciones ideológicas o políticas para alcanzar criterios de objetividad entre los integrantes de la Comisión al momento de argumentar ideas y razones para seleccionar al recipiendario.
 
III. La Comisión de la Medalla Belisario Domínguez en la LXI Legislatura del H. Congreso de la Unión, presidida por el entonces Senador Manuel Velasco Coello, emitió la Convocatoria de la Medalla de Honor correspondiente a 2012.
 
IV. Los integrantes de la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez, en la presente Legislatura, nos hemos reunido en diversas ocasiones a partir del cierre de la Convocatoria, el 30 de septiembre del año en curso, con la finalidad de analizar las propuestas remitidas.
 
V.  En total se recibieron 75 propuestas. Sin embargo, sólo 22 cumplieron en tiempo y forma, de acuerdo con la Convocatoria.
 
Dichas propuestas se enlistan en el dictamen que tienen en su Gaceta Parlamentaria.
 
VI.    La Comisión que suscribe llevó a cabo un proceso de análisis muy riguroso, en el cual se tomaron en consideración los logros alcanzados por cada uno de los aspirantes al galardón. 
 
VII.    Es muy satisfactorio para quienes suscribimos el presente dictamen constatar que todas las propuestas se han referido a muy destacados mexicanos y mexicanas, cuyas obras y vida profesional han trascendido en sus respectivos campos de actividad.
 
VIII.  Los Senadores de la República que suscribimos, buscamos no sólo la mejor elección entre tan diversas y meritorias opciones, sino también el reconocimiento incuestionable, legítimo y oportuno del galardonado.
 
Es importante destacar que la Medalla Belisario Domínguez es un reconocimiento no sólo a los mexicanos cuya vida y obra se circunscribe  al servicio público, a la política y a su análisis, y que –con ello–  han enriquecido a nuestra patria, sino también reconoce a aquellas mujeres y hombres que por su distinguida aportación a la cultura, el arte, y el humanismo, entre otros, nos recuerdan el legado de los valores de justicia, libertad y verdad que nos dejó el Senador chiapaneco, don Belisario Domínguez Palencia.
 
Este ha sido el espíritu de la Medalla desde su creación. 
 
IX.    Por ello, y después de intensas deliberaciones, se logró el consenso necesario que nos permite afirmar que el galardonado reúne los valores humanos y científicos que, a través de su labor y aportaciones a la cultura, y a las ciencias sociales, han influido en la construcción del México moderno.
 
X.   Por lo anteriormente expuesto, y como fruto de la valoración de las candidaturas que se recibieron, de manera unánime, esta Comisión propone para recibir la “Medalla de Honor Belisario Domínguez” en su edición 2012, al  CIUDADANO ERNESTO DE LA PEÑA MUÑOZ (postmortem), al tenor de la siguiente:
 
 
 
 
TRAYECTORIA DEL GALARDONADO
 
Ernesto de la Peña Muñoz, hombre de memoria portentosa, sabiduría deslumbrante y humildad sorprendente, nació en la Ciudad de México el 21 de noviembre de 1927. Nació, como él dijo en una entrevista, en una biblioteca. Tiempo después, la convertiría en su hábitat, su segunda casa. 
 
Ernesto, el humanista, el políglota y polígrafo, humilde y sereno, era como la poesía joven: inconforme, inquieto, efusivo. Siempre ávido de nuevos mundos, nuevas ideas. Para él, todo lo humano no le era ajeno. Tenía una curiosidad por las creaciones del hombre como no ha habido en mucho tiempo en México. Era un “chismoso”, como él mismo solía decir cada vez que se le preguntaba el por qué tenía siempre la necesidad de aprender algo.  
 
Nos faltarían adjetivos para describir a este gran humanista. Hombre aferrado a la vida –“porque no hay de otra”, solía decir–. Las palabras eran su embeleso. Las consideraba un punto de encuentro y desencuentro; el lugar donde la nada se redescubre y con la poesía, se vuelve verbo.
 
En su memoria, Vicente Quirarte escribió sobre De la Peña en la Revista de la Universidad: [don Ernesto ha sido] “una de las mentes más nobles y poderosas de nuestra ultrajada patria.”
 
Egresó de la carrera de Letras Clásicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Estudió filosofía de la ciencia, árabe, sánscrito y lingüística indoeuropea. En su afán de conocer y aferrarse al goce de lo humano, estudió tanto lenguas occidentales como orientales. Llegó a conocer 33 idiomas, de los que hablaba español, inglés, francés, italiano, alemán y, según él, “antes hablaba algo de ruso, aunque se me ha ido.
 
El 14 de enero de 1993 fue elegido para ocupar la silla XI de la Academia Mexicana de la Lengua. Recibió el “Premio Nacional de Ciencias y Artes” de Lingüística y Literatura en el 2003. El “Premio Alfonso Reyes” en 2008. El Premio Nacional de Comunicación “José Pagés Llergo” en 2009, asimismo fue acreedor del XXVI Premio Internacional “Menéndez Pelayo”.
 
Ernesto de la Peña, melómano y difusor de la ópera, para quien Wagner era su Dios, fue comentarista de la compañía y teatro de ópera “Metropolitan Opera House”, y formó parte del Consejo de la Opera del Instituto Nacional de Bellas Artes.
 
Recientemente el Fondo de Cultura Económica publicó sus Obras reunidas, entre las que destacan: Las estratagemas de Dios, Mineralogía para intrusos, Los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan (traducidos directamente del griego original), Las controversias de la fe y La rosa transfigurada. Esta última, es –como ha señalado Vicente Quirarte– “uno de los momentos más altos y deslumbrantes de nuestra poesía.”
 
Fue un estudioso que “dominaba cada una de las habilidades que el lenguaje exige de quienes lo utilizan, lo estudian, lo moldean, lo transforman.”
 
Erudito convertido en ensayista y divulgador de la cultura. Su sensibilidad era profusa, encontraba en el goce de la vida la belleza de ésta: “en su brevísima cápsula de belleza se encierra una permanencia hecha de una sola certidumbre indestructible: la de haber vivido.”
 
El estudio y conocimiento de la lengua era, para Don Ernesto, un vehículo de escape hacia la literatura; Ernesto de la Peña fue también un atinado poeta. Su poesía era la poesía inconforme, siempre joven, siempre doliente y hambrienta.
 
La patria se alegra, hoy, al reconocer –con todas sus letras– a don Ernesto de la Peña. Recae sobre nosotros la brillantez de su eminente saber; su estudio sobre la lengua y la literatura, su dedicación para comprender los versos y libros de la Biblia, y transmitirlos con arresto y elegancia, pero –sobre todo– con reconocida humildad. Su amor a la ciencia, el arte y la cultura. Sus palabras hacen eco, hoy, entre nosotros.
 
Ernesto de la Peña ha sido, con toda seguridad, uno de los más grandes mexicanos que, de forma pedagógica y humilde, pero con un profundo saber, ha difundido y comunicado la riqueza de las letras y la música universal, así como la cultura.  
 
Don Ernesto fue, pues, un gran democratizador de la cultura y demostró que ésta no puede, ni debe, ser ajena al pueblo de México y al común de los mexicanos, sino todo lo contrario, para ser un México más libre, justo y democrático es fundamental impulsar y difundir la cultura, valores que el prócer Belisario Domínguez defendió durante su vida.
 
En virtud de los méritos anteriormente expuestos y por otros que el Estado Mexicano ha de reconocer, la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez considera que la persona idónea para recibir este galardón en su edición 2012, es el CIUDADANO ERNESTO DE LA PEÑA MUÑOZ (postmortem).
 
Por los merecimientos anteriores, los integrantes de la Comisión Medalla Belisario Domínguez, suscribimos el presente:
 
ACUERDO
 
PRIMERO.- Se confiere la Medalla de Honor Belisario Domínguez correspondiente al año 2012 (postmortem), al ciudadano ERNESTO DE LA PEÑA MUÑOZ, como un justo reconocimiento del Senado de la República a su SOBRESALIENTE CONTRIBUCIÓN AL ENRIQUECIMIENTO, CONSTRUCCIÓN, ANÁLISIS Y DIVULGACIÓN DE LA CULTURA EN MÉXICO. Y POR SER UNO DE LOS MÁS GRANDES SABIOS, HUMANISTAS, ESCRITORES Y POETAS DEL SIGLO XX MEXICANO.
 
SEGUNDO.- Celébrese sesión solemne del Senado de la República en próximos días, para recordar el sacrificio del apóstol, mártir, doctor y Senador chiapaneco Don Belisario Domínguez.
 
TERCERO.- Se instruye a la Comisión de la Medalla Belisario Domínguez a publicar en breve la Convocatoria de la Medalla correspondiente al año 2013, y a difundirla en la página de internet del Senado de la República y demás medios electrónicos.
Es cuanto, amigas y amigos senadores.
Muchas gracias.
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