Intervención del Sen. René Juárez Cisneros, durante el dictamen a discusión, respecto a la Ley General del Servicio Profesional Docente, el martes 03 de septiembre de 2013.
Con su permiso senador presidente:
He escuchado con atención y respeto las intervenciones de mis compañeras y compañeros senadores en torno a un tema de la mayor trascendencia para la nación, un tema polémico por lo que encierra en sí mismo.
Escuché con atención expresiones de respaldo a una reforma, a una iniciativa que sin duda será benéfica para el país, y también escuché con atención y respeto las argumentaciones que no coinciden con esta visión que muchos compartimos en esta Honorable Cámara de Senadores.
Por supuesto que el comentario de mis compañeros senadores, fundamentalmente de mi compañero senador Sofío Ramírez, paisano guerrerense, hombre de origen humilde y producto de la lucha social del esfuerzo, cuando expresa su preocupación y esa imperiosa necesidad de respaldar a los estados del sur y, sobre todo, de apoyar a un sistema educativo en estos estados del sur de la nación que manifiestan rezago, atraso y que requieren un trato desigual porque somos desiguales.
Por eso quiero reconocer la decisión, la voluntad política del jefe de las instituciones de este país, cuando expresaba ayer que habrá de impulsar un programa de apoyo creciente presupuestal para aquellos estados que tienen mayor rezago educativo.
Ojalá y el próximo año esto se exprese en los hechos y estados como el nuestro, compañeros senadores de Guerrero, se vea beneficiado con esta decisión.
Somos un país plural, diverso, y en esa diversidad la civilidad política nos obliga a respetar todas las voces, incluso aquellas que difieren de nuestro punto de vista.
Si a esas voces que en ejercicio de sus libertades políticas disienten con sentido constructivo, con sentido que edifica, esas voces que critican y argumentan, pero proponen para encontrar solución a nuestros desafíos.
Esas voces que quieren buscar los puntos que nos unen, las coincidencias y el encuentro. A esas voces, mi respeto total y absoluto.
Y aquellas voces que disienten y no coinciden con el punto de vista de nuestra fracción parlamentaria y con el de la voz, también les reitero, sin duda, mi reconocimiento y respeto, porque es en la diversidad la civilidad lo que nos habrá de permitir avanzar y construir acuerdos.
Nadie puede estar en contra de un sistema educativo de calidad; nadie puede negar que el desarrollo de la nación pasa necesariamente por la mejora de nuestro sistema educativo, por la elevación de la calidad por un sistema eficiente, eficaz, que le sirva a los niños y a los jóvenes del país.
Hoy tenemos que reconocer que nuestro sistema educativo requiere de ajustes, de cambios, de transformaciones para mejorar y acomodarlo a los nuevos tiempos, a la nueva realidad que demanda el país.
Nunca los legisladores de mi fracción parlamentaria hemos acusado a los maestros o responsabilizado de las insuficiencias del sistema educativo de la nación.
Por el contrario, les hemos hecho un reconocimiento a su aporte, a su generosidad, a su trabajo, a su entrega.
Por eso estamos apoyando esta reforma que permite reforzar, ayudar, aportarle elementos de actualización, darle mejores instrumentos a los docentes para que puedan ser mejores y a su vez cumplir a cabalidad su responsabilidad social que tienen con el país. A los maestros y a las maestras de México, nuestro reconocimiento.
Aquí ya se ha dicho, y no obstante de ser reiterativo, yo también lo expresaré. Soy producto de la escuela pública, de la nocturna para trabajadores, y estoy absolutamente reconocido, consciente del aporte, del trabajo, del esfuerzo que las maestras y los maestros de México hacen en la formación de generaciones de mexicanos.
En las últimas semanas ha quedado de manifiesto que hay de las partes, y habrá que reconocerlo, disposición y voluntad para dialogar.
No agotemos esas vías; no agotemos ese camino del diálogo y del entendimiento. Que en nadie caiga la desesperación y el ánimo de ruptura.
Sé que la aprobación de esta reforma responsable, histórica, solidaria con los niños, niñas y los jóvenes de este país, no tiene por qué cancelar, mutilar, sepultar las posibilidades de diálogo.
Aquellas voces o aquellas minorías como se quiere expresar, que difieren, tienen derecho a ser escuchadas, y en la fracción parlamentaria de mi partido, y en la voluntad de los legisladores del PRI, existe esa disposición para escucharlos, para atender lo atendible y para expresarles con argumentos y razones cuando no estamos de acuerdo en algo que consideramos que no es viable.
Trataré de terminar con mi intervención, no repitiendo los argumentos y el sustento técnico y el contenido de esta iniciativa que ha quedado suficientemente discutida.
Quiero simplemente decir que la aprobación de la Ley General del Servicio Profesional Docente, es un acto de responsabilidad y congruencia de la Cámara de Senadores, que estoy seguro habremos de respaldar. No le regateemos al sistema educativo de este país lo que requiere para mejorar.
Creo que estas expresiones que hoy disienten, reitero, habrá que seguir escuchándolas. Hoy más que nunca hay que mantener el ánimo, la voluntad para construir los entendimientos que requiere la nación.
Debemos continuar privilegiando la política y los entendimientos, los acuerdos, los puntos de coincidencia, los temas, la agenda que tenemos para los próximos meses así lo requiere, así lo demanda.
Muchas gracias compañeras y compañeros senadores.